CAPÍTULO 4
Volvimos a los cuartos
de los adolescentes algo aturdidos. Lucas y yo teníamos 17 por lo que
prácticamente teníamos los mismos horarios.
-Bueno, no esperaba eso…
-Yo tampoco, ahora tengo
que ir un rato a la mina. ¿Te toca limpiar los cuartos, no?
-Sí, nos vemos después y
“hablamos”-con “hablamos” me refería a intentar averiguar como dominar mis
poderes.
Me dirigí a los cuartos
pequeños después de despedirme de él.
-Hola, Jen.
-Hola, -Raquel era mi
amiga y compañera de limpieza por hoy. De la limpieza nos encargamos las chicas
mientras que los chicos tenían que ir una hora a la mina a darle más oro al
Rey, una de las razones por las que están aquí es por el oro.
-Oye, ¿te encuentras
bien? No tienes buena cara. Si quieres limpio yo por ti esto no está muy sucio.
-Estoy bien, un día
largo. No te preocupes.
-Ok, pero si no te
sientes bien avísame.
Estuvimos limpiando
mientras hablábamos sobre cosas sin importancia. Cuando todo estuvo limpio ella
se fue, hasta que oí unos pasos, unos pasos que conocía bien. Lucas.
-Wow, esto está muy
limpio.
-Lo sé.
-¿Vamos a recoger la
ropa? Creo que los de lavandería han terminado.
-Vale, espero que no se
hayan dado cuenta del estado de mi ropa.
Al parecer hoy todo iba
contra mí porque lo primero que me dijo Irene al llegar fue:
-¿Qué hiciste anoche,
corriste durante horas alrededor de una fogata?
-No… lo que pasa es que
tuve una pesadilla, ya sabes recuerdos- eso funcionaría siempre cambian de tema
cuando hablo de mis padres, supongo que será por que creen que aún no lo he
superado.
-Ah, bueno, pero como
olía a humo…
-¿Estas segura? Esta
mañana no olía a nada- otra vez Lucas al rescate.
-Será mi imaginación…
-Adiós.
Fuimos a “nuestro”
cuarto con la ropa y los sacos de dormir.
-¿De verdad sigue
habiendo oro en la mina? Con todos los años que lleváis excavando y todo lo que
sacáis por día… no sé pensé que algún día se acabaría.
-Ajá-Parecía algo
distraído.
-¿Lucas? ¿Estás aquí? No
me digas que sigues dándole vueltas a lo de antes.
-No, es que hay algo muy
importante que quería decirte desde hace algún tiempo y… no sé muy bien cómo
decírtelo.
-Pues, simplemente dilo.
-Vale, allá voy-tomó una
profunda respiración y me cogió de la mano indicando que me quedara dónde estaba.
Parecía nervioso.
-Jenny, yo te…
-¡Hola, chicos! Estáis
aquí no te he visto en todo el día Lucas ¿Qué tal te ha ido?-Esa era la madre
de Lucas interrumpiendo a su hijo.
-Bien mamá-me soltó de
la mano y abrazó a su madre, me miró cómo diciéndome que luego hablaríamos.
-¿Y tú que tal Jennifer?
Me ha dicho mi marido que te ha visto esta mañana.
-Sí, la verdad se le
veía preocupado por algo-no me había dado cuenta antes, pero ahora vi lo que no
había visto antes.
-Es cierto, papá parece
algo preocupado desde que fuimos a nadar al lago.
-No os preocupéis, ya
sabéis cómo es por cierto ¿haréis algo después?
-Pensábamos ir a
nadar-era mentira íbamos a intentar desarrollar mis poderes.
-Esta bien que os
divirtáis.
Lucas y yo nos
dirigíamos hacia el claro, habíamos comido en clase (a la mitad de la clase
teníamos 20 minutos para comer). Cuando le pregunté qué era lo que quería decirme antes.
-Oh, eso creo que es
mejor que te lo diga en tu cumpleaños, tengo algo con lo que podré decírtelo
mejor que con palabras-me paré.
-Lucas ya sabes que no
tienes por qué hacerme nada.
-Lo sé pero quiero darte
algo que exprese lo que sien… lo que quería decirte.
-Pero…
-Vamos, no insistas el
regalo está casi terminado y no querrás que me haya esforzado para nada
¿Verdad?
-No, pero…
-Entonces vamos.
Ahora tendría que
esperar un mes a saber lo que era tan importante.